Cuando la temperatura desciende muy por debajo de cero, el uso de sensores puede ser arriesgado. Aunque los sensores ultrasónicos estándar funcionan de forma fiable en temperaturas de hasta -25 °C, los sensores especializados para temperaturas más bajas son poco comunes. Pepperl+Fuchs acaba de comercializar una versión para bajas temperaturas de su popular sensor ultrasónico L2, listo para usar en cámaras frigoríficas y en regiones del mundo extremadamente frías.
El producto más reciente del líder del mercado en sensores ultrasónicos dispone de un rango de temperaturas de funcionamiento de-40 °C a +70 °C. La combinación de esta capacidad de funcionamiento a bajas temperaturas con las ventajas de la tecnología de los sensores ultrasónicos, como la falta de sensibilidad a la niebla y la nieve, da lugar a una solución de sensores sólidos y versátiles, incluso para los entornos más fríos.
Además de las aplicaciones de almacenamiento en frío habituales, como la detección de objetos en cintas transportadoras y la detección de palés en carretillas elevadoras, el sensor también se puede utilizar en equipos móviles en aplicaciones para exterior. Entre las aplicaciones destacan los procesos de posicionamiento de las pasarelas de aeropuertos, las aplicaciones anticolisión de los vehículos de extinción de incendios y máquinas de descongelación de los aeropuertos, así como la monitorización de los estabilizadores en grúas móviles.
Los sensores para bajas temperaturas L2 se montan con un resistente soporte de metal. Los sensores pueden conectarse con un cable fijo de 2 m de alta resistencia con una mayor sección transversal del núcleo que la de un conector estándar M12. Asimismo, esta conexión mejorada del sensor evita la tediosa búsqueda de tomas para cables adecuadas.
Con un cabezal de sensor giratorio de cinco posiciones y amplias opciones de configuración, como la amplitud ajustable del haz sonoro, los sensores para bajas temperaturas se adaptan fácilmente al espacio disponible. Esto hace que sean útiles incluso para más aplicaciones. La sincronización automática permite el montaje y funcionamiento de hasta diez sensores situados en proximidad inmediata. Los sensores para bajas temperaturas están disponibles con tres rangos de detección (500 mm, 2000 mm y 4000 mm) y una amplia variedad de salidas.