Los vehículos de guiado automático (AGV) tienen cada vez más presencia en la logística de procesos de producción y almacenes. Se mueven de forma autónoma en una gran diversidad de áreas y requieren sensores especializados para detectar su entorno y alinear el controlador en consecuencia. Los sensores detectan tanto el fondo estático como las personas y las máquinas que se mueven en la misma zona. Esto también incluye otros vehículos automatizados: cuanto mayor sea el proceso, más posibilidades de encuentros accidentales.
Por ejemplo, mientras que un sensor LiDAR proporciona datos para controlar el AGV, se necesitan datos adicionales del entorno para detectar contornos de interferencia y evitar colisiones. Las personas y los objetos que se encuentren en la trayectoria de desplazamiento deben detectarse de forma fiable. Esto no implica obtener una imagen con un alto nivel de detalle del objeto, sino detectar de forma fiable la distancia y los contornos para que el vehículo pueda evitar los objetos.
El sensor de visión SmartRunner Explorer 3-D utiliza la tecnología de tiempo de vuelo (ToF) para detectar inmediatamente los obstáculos que se encuentren en la ruta. Se monta con un campo de visión en la dirección de desplazamiento y crea una nube de puntos 3D de alta resolución de 307 200 píxeles. Sirve como base para un mapa tridimensional que el controlador del vehículo utiliza para determinar una ruta sin colisiones. El campo de visión del dispositivo proporciona una representación óptima de la forma y la distancia. Por lo tanto, el controlador del vehículo puede realizar maniobras evasivas y buscar la ruta de desplazamiento que permita el transporte más rápido posible.
Características técnicas
El SmartRunner Explorer 3-D proporciona una solución fiable de protección contra colisiones para controlar los AGV. El dispositivo compacto también se puede integrar en vehículos pequeños. Detecta objetos a distancias de hasta 7,5 metros con alta precisión y se caracteriza por un procesamiento de datos de medición especialmente eficiente en cuanto a recursos. Su frecuencia de medición de 30 Hz permite una detección fiable incluso en procesos de gran velocidad. El sensor usa una luz infrarroja con una longitud de onda de 940 nanómetros. Por esta característica resulta especialmente resistente a la luz ambiente, de modo que también se puede utilizar en exteriores.